ESPECTÁCULOS
EN EL CELCIT
PRIMER FESTIVAL DE TÍTERES PARA ADULTOS EN BUENOS AIRES
Magdalena Millán
La
puerta de la sala se cierra. En la semioscuridad, muchos de los que no
pudieron alcanzar una silla, terminan de acomodarse en el suelo esperando
que comience la función. Una tela blanca cubre de lado a lado la
sala del teatro CELCIT, en Bolívar 825. Pronto empezarán
a proyectarse poéticamente las luces, sombras, letras, figuras
y colores que contribuyen a componer "Arroba Alma Chicha", uno
de los seis espectáculos presentados entre el 4 y el 13 de junio
en el marco del Primer Festival de Títeres para Adultos de Buenos
Aires.
Las seis funciones que se hicieron de las distintas obras, fueron todas
a sala llena. Incluso mucha gente se quedó sin poder conseguir
entradas, y los teléfonos del teatro sonaban a toda hora. Pero
nadie se esperaba tanto éxito en esta primera convocatoria. Tanto
la gente del teatro CELCIT como las integrantes de El Bavastel Títeres,
quiénes se encargaron de la organización del evento de manera
independiente, estaban a la expectativa de lo que fuera a ocurrir sin
ninguna perspectiva demasiado clara. Era el primer festival que hacían.
Había que ver que pasaba.
Pocos días después de finalizado el Festival, nos encontramos
con una de las responsables de la organización del festival: Carolina
Erlich, de El Bavastel Títeres. "Estamos felices, la verdad
es que resultó mucho mejor de lo que esperábamos",
comenta Carolina, con una sonrisa que confirma su alegría. "La
realización de este festival significa un paso muy importante para
el teatro de títeres para adultos. Porque muchas veces se encasilla
al género como algo principalmente dirigido al público infantil.
Pero por suerte poco a poco pareciera que esta tendencia empieza a hacerse
menos general, y el éxito de este festival probablemente avale
esta idea", enfatiza.
CÓMO Y POR QUÉ EMPEZÓ A GESTARSE EL FESTIVAL
La idea de hacer un festival como éste en Buenos Aires empezó
a rondar en las cabezas de las chicas de El Bavastel el año pasado,
mientras estaban de gira por la Patagonia argentina, donde participaron
en una serie de festivales que se organizan en esa zona. "Mientras
estábamos ahí presentando un espectáculo nuestro
nos empezó a picar el bichito, y nos preguntamos: ¿será
tan difícil hacer algo así en Buenos Aires?". Difícil
es, desde ya, y más cuando no se cuenta con ningún tipo
de subsidio, pero a la vuelta de ese viaje pusieron manos a la obra y
empezaron con las averiguaciones, las reuniones y las planificaciones
de lo que terminó siendo, después de un año largo,
este primer festival.
El teatro CELCIT, donde El Bavastel ya había montado años
atrás otros espectáculos, apoyó el proyecto y se
unió a la organización. La contribución del teatro
tuvo que ver principalmente con el aporte de las instalaciones y la difusión
del evento, mientras que las seis titiriteras del grupo se encargaron
de todo lo que tuvo que ver con la selección del material, la comunicación
con los grupos, la coordinación de los ensayos, la atención
de todo tipo de necesidades para las puestas, y la colaboración
con la atención de la sala durante las dos semanas que duró
el festival.
"En un principio pensamos que íbamos a conseguir algún
tipo de subsidio para poder pagarles algo a los grupos que participaban.
Pero no fue así. A pesar de presentar el proyecto en casi todos
los lugares posibles, no obtuvimos ninguna respuesta favorable en ese
sentido. Pero luego de hablar este tema con los grupos, ellos aceptaron
hacer el proyecto de todas maneras, así que seguimos adelante",
señala Carolina.
LA SELECCIÓN DE LOS GRUPOS
La selección de los grupos y los espectáculos se hizo luego
de casi un año de un minucioso recorrido por casi todo lo que se
iba presentando en Buenos Aires. El criterio de selección se realizó
en base a la calidad y diversidad de las propuestas. "La idea era
presentar espectáculos con técnicas distintas (tal como
se hizo), porque nos pareció importante que siendo un primer festival
existiese esta idea de promoción de las distintas maneras de abordar
le género", explica la entrevistada.
Fue así que finalmente se optó por un espectáculo
de títeres de guante, varillas y manipulación ("Trans-forma"),
otro de teatro de objetos ("Dinastía Ubú"), uno
con pupis sicilianos y máscaras ("Miserapius"), un espectáculo
de teatro de sombras ("Arroba Alma Chicha"), una original obra
de teatro de manos ("Manomovies"), y otra de títeres
de mesa de manipulación directa ("Mar de margaritas").
LOS PARTICIPANTES
La opinión de los distintos participantes de los grupos acerca
del festival fue bastante parecida entre unos y otros. Todos se mostraron
muy conformes con los resultados y con la recepción del público.
Y muy agradecidos por el trabajo de quienes se encargaron de organizar
este festival, algo que todos sentían como muy necesario, como
un espacio a conquistar.
Tal vez por eso, tanto las organizadoras, como los grupos que participaron
y la comunidad titiritera en general ya empezaron a pensar en una segunda
edición. Y como recalca Carolina Erlich "empezamos a hacer
una militancia en este sentido: queremos que los títeres para adultos
trasciendan las fronteras del público de siempre (titiriteros,
estudiantes, actores) para llegar a un público más heterogéneo".
LOS ESPECTÁCULOS
Durante el primer fin de semana se presentaron "Trans-forma",
del grupo misionero Sudakos (Daniel Duarte, Omar Holz); "Dinastía
Ubú", de los Peatones del Aire, de Buenos Aires (Gastón
Guerra, Myriam Salto, Esteban Quintana, Marisa Taboadella); y "Miserapius"
del grupo Pupis de Akká (Andrés Bach, María José
Valerio, Sergio Scarone, Melisa Borszcz), también de Buenos Aires.
"Trans-forma" incluye ocho historias breves tratadas en código
de pantomima, y pasea a los espectadores por varios aspectos de la vida:
el miedo, el amor, y el humor.
En "Dinastía Ubú", las investigaciones de la OrgíA
(Organización de Indagación Artística) son los guías
del recorrido por el museo-instalación que exhibe los extraños
hábitos y complejos utensilios rescatados de la época de
la Dinastía Ubú, ubicada en algún lugar del tiempo.
Y en "Miserapius", los pupis sicilianos cuentan una versión
libre de "El avaro", de Moliere (un ser miserable, despiadado
y cruel, que cegado por la ambición no permite la felicidad de
sus hijos).
El segundo fin de semana de junio les tocó el turno a "Arroba
Alma Chicha", del grupo La Opera Encandilada (Leonardo Chaio, Gabo
Fernández y Valeria Andrinolo), de La Plata; "Manomovies",
a cargo de Los Quintana (los hermanos Esteban y Paula Quintana), de Buenos
Aires; y "Mar de Margaritas", de la compañía El
Nudo (Daniel Scarpitto, Nelly Scarpitto Claudia Villalba y Mariana Trajenberg),
también de Buenos Aires.
"Arroba Alma Chicha" es un espectáculo de teatro de sombras
que a partir de la historia de Asunta (una mujer de un pueblo andino que
va de compras a un mercado) propone una reflexión acerca de nuestra
Latinoamérica, socialmente sumergida y de la que sacan beneficio
los grandes intereses económicos.
Las manitos de "Manomovies" hacen en "Decompux" algo
así como una parodia de "The Matrix" y "Blade Runner",
mientras que en "Thobarich-The movie" presentan la travesía
de un guerrero que hará todo lo posible por rescatar a la princesa.
Todo, todo, a través de los personajes que se encarnar en los deditos
caracterizados.
Sin texto, "Mar de Margaritas" va armando un relato a partir
de imágenes inquietantes, cargadas de una sensualidad que por momentos
se vuelve peligrosa: un triángulo amoroso donde e mezclan el mundo
de los títeres y el de sus manipuladores.
LAS ORGANIZADORAS: EL GRUPO EL BAVASTEL
Para la gente ya somos "las chicas del Bavastel" cuenta Carolina
Erlich. Pero la identidad femenina del grupo no fue algo pensado a priori,
se fue dando así. En un principio estaban Carolina y Mara Sperandío,
quienes en 1993 empezaron a presentarse en las plazas con su primer espectáculo
y luego siguieron en carrera hasta el día de hoy.
Ahora son ocho las integrantes del grupo (Carolina Erlich, Mara Sperandío,
Mirna Cabrera, Lucía Marachtli, Myriam Salto, Silvina Bastidas,
Florencia Sartelli y Viviana Arono), quienes se fueron agregando y renovando
poco a poco.
Dentro del grupo hay roles determinados que ocupan unas más que
otras, pero de todos modos tratan de acomodarse a las necesidades de cada
una. Para el festival -comenta la vocera- trabajaron todas mucho y a la
par.
El día de la apertura hicieron un espectáculo callejero,
pero luego no presentaron nada más en la sala. "Mejor",
dice Carolina, "el trabajo fue alucinante, pero agotador, no sé
si hubiésemos podido además presentar una obra".
EL PRÓXIMO FESTIVAL
Muchos se preguntarán cuándo va a ser el próximo
festival: aún está por verse. Por supuesto que todos tienen
muchas ganas de que se haga anualmente, o si no se pude, que sea bianual.
Lo importante es que sea.
De todos modos, para eso hay que seguir trabajando. Empezar de nuevo todo
el recorrido. Empezar de nuevo a golpear las puertas para tratar de conseguir
adhesiones y apoyo económico: algo muy necesario, no sólo
para que se remunere de algún modo a quienes trabajan, sino también
para darle la posibilidad de que participen algunos grupos del resto del
país -muchos de lo que por cuestiones económicas esta vez
no pudieron estar-. El éxito de esta primera edición ya
es una importante carta de aval para el que le quede alguna duda de que
esto vale la pena.
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