ESPAÑA.
FIT 2004 o el perfeccionamiento de un festival
Por Rosalina Perales
Universidad de Puerto Rico
Tras concluir el XIX Festival Iberoamericano de Cádiz cada año, muchos amantes del teatro se van a casa o a otro festival un poco tristes. Es que dejar Cadiz duele. Así hemos salido este año de este entorno mágico, unos antes, unos después, pero todos tristes. Los críticos nos vamos a comentar las obras vistas; los teatristas a celebrar sus aplausos. Este año, sin embargo, quiero dedicar mi nota al Festival mismo: a la organización, al contexto, a sus artífices.
En los casi veinte años que está en vísperas de cumplir el FIT de Cádiz, hemos visto como los lenguajes escénicos han recorrido múltiples peldaños dramáticos. Las vanguardias formales e ideológicas se han ido transformando con el matiz del entorno que nos determina. Este año, 2004, no ha sido diferente. Hemos transitado por los nuevos estilos transgresivos que las vanguardias del siglo XXI, especialmente las que los grupos jóvenes emergentes en el teatro y la danza han ofrecido. Destaco dos producciones de jóvenes, de intenciones similares, trabajadas con estilos opuestos: "La mirada del avestruz", del grupo colombiano L'Explose, y "La historia de Ronald, el payaso de McDonalds", de La Carnicería Teatro, de España. "La mirada del avestruz" nos toca hasta el tuétano, no sólo por denunciar injusticias y torturas inimaginables, sino por el extraordinario, bello e impecable trabajo corporal que realiza cada uno de los integrantes del grupo para ilustrar el contenido, haciendo al público partícipe del dolor y el absurdo histórico que intentan mostrar.
La Carnicería Teatro, por su parte, intenta en su espectáculo la denuncia del colonialismo cultural capitalista, con sus nocivas consecuencias, en este caso, a través de la comida. El contenido-mensaje se articula mediante un desaforado grotesco, exageración transgresora -para algunos, ofensivas- y provocación al público. Hay un uso absoluto (abuso) de la fealdad, la provocación y la agresión a la sensibilidad del público. Este espectáculo tan aplaudido dentro y fuera de España aparece un tanto improvisado y descuidado en su performancia. Cierto que hay un derroche de valor actoral y esfuerzo corporal, pero los tres mil dólares de comida que se desperdician en escena y el sermón extemporáneo que recuerda los tiempos del Soviet, más que añadir, restan al esfuerzo acremente crítico de la producción. Independientemente de que nos gusten o no los excesos, las incongruencias opacan lo que pudo ser -para muchos, lo fue- un hit espectacular. Sí es de elogiar la polémica que suscita el mismo, especialmente las discusiones generacionales respecto a las posiciones entre jóvenes y adultos y sus argumentos para definir el espectáculo como una "mierda" o como un acto "excepcional". Luego de dar vueltas a la noria tratando de llegar a un consenso, se suscita una duda: ¿vale la pena pagar tanto por un espectáculo que dice lo mismo que ya dijo una película norteamericana (Oversize Me) de modo más realista (científico), pero también más divertido? Creo que sí porque el público no es el mismo y porque es un modo de observar cómo siente la juventud el detonante creativo. Las estéticas no son las clásicas ni las esperadas, pero en el siglo XXI, ¿quién pone reglas a la creatividad? Debemos atenernos al gusto individual y a la calidad. A mí me molesta que no sea un trabajo redondo, limpio. Me molesta que pese a la extraordinaria preparación y demostración fisica de los actores, el proyecto no parezca cumplir cien por ciento con su finalidad performativa. De hecho, no es evidente de forma nítida el rigor que reclama la construcción de un espectáculo de esa magnitud.
Pensando en estas presentaciones tengo que hacer una retrospección pre-vigésimo cumpleaños del FIT para recordar que el Festival Iberoamericano de Cádiz surgió de los festivales hispanoamericanos, sobre todo el de Manizales, y del deseo de dos soñadores, Pepe Bablé y Juan Margallo, de reunificar teatralmente la relación teatral entre España y la América Latina. Ya Portugal tenía su Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica, en Oporto (FITEI), pero allí sólo llegaba Brasil y uno que otro grupo español. España necesitaba el suyo, lo que vino a llenar el Festival de Cádiz. Juan Margallo lo dirigió por varios años; José Sanchís Sinisterra hizo una efimera escala en la dirección y, finalmente, fue José "Pepe" Bablé quien le dio el frente al saludable crecimiento del Festival, y quien sigue siendo el Director hasta hoy.
La génesis del Festival Iberoamericano de Cádiz se remonta a 1985, cuando con la transformación que propició la democracia post-franquista, Cádiz estaba tratando de recuperar su pulso cultural y teatral, en vías de recuperar sus "señas de identidad'. La ciudad siempre había sido importante por su relación con las "Indias" americanas, además de haber servido de cuna del teatro español. En los siglos XVII y XVIII Cádiz presumía con más de 25 teatros. Los muchos colegios con los que contó desde sus orígenes tenían todos un teatro propio y en la ciudad se presentaba teatro tan variado que se escenificaba hasta ópera francesa. La Tía Norica, por ejemplo, es una organización teatral de títeres nacida en los setecientos, que en este período de cambios democráticos, se recuperó. Nos cuenta el Director del FIT que su familia era de actores, por lo que en su casa reinaba un ambiente teatral. Por lo tanto, encargarse de un proyecto de siglos, como la Tía Norica, para Bablé significó integrarse la historia teatral de su ciudad. De allí a interesarse por tender lazos con América, hubo sólo unos pasos.
Funcionamiento del FIT
¿Cómo acciona el FIT de Cádiz desde dentro? ¿Cuánto trabajo se hace y quiénes lo hacen para que nosotros podamos ir a disfrutar del milagro que es la ciudad de Cádiz? El FIT de Cádiz funciona hoy bajo un Patronato de composición compleja, estructurado mediante una presidencia de honor, una presidencia ejecutiva, dos vicepresidencias escalonadas, varios vocales y una Comisión ejecutiva, a la que pertenece una de las figuras más vinculadas al Festival, La Excelentísima Señora Doña Teófila Martínez Saiz, Alcaldesa de Cádiz y Presidenta de la Fundación Municipal de Cultura. A esta Comisión pertenece también el Director Artístico y Gerente del Festival, posición que ostenta hoy el conocido Pepe Bablé. El Patronato cuenta con un Consejo Asesor del Festival Iberoamericano de Cádiz, constituido en este momento por tres miembros de España -Salvador Távora, Emilio Hernández y Juan Carlos Pérez de la Fuente-, uno de Brasil -Nitis Jacon Araujo-, uno de México -Mario Espinosa Ricalde- y uno de Colombia -Octavio Arbeláez Tobón-. El próximo eslabón lo constituye la organización y realización del Festival, ejecutada por una gran cantidad de colaboradores -fijos, temporeros o voluntarios-, quienes se encargan de la coordinación o realización de todas las tareas que conlleva un festejo internacional de este nivel.
Actividades
El Festival comprende una extensa gama de actividades, entre las que aparecen como constantes anuales los foros de discusión de los espectáculos, exposiciones diversas, presentación de libros, mesas de creadores, premiaciones y reconocimientos (especialmente el Premio Atahualpa del Cioppo, dedicado a una trayectoria vital en el teatro), la exhibición de videos y películas, ferias de artesanías y el Encuentro de Mujeres de Iberoamérica en las
Artes Escénicas. Este último siempre me ha parecido desubicado, respecto al resto de actividades que componen el Festival de Cádiz, ya que no es parte o consecuencia de su evolución ni tampoco organiza sus actos en torno a las presentaciones o el proyecto de conjunto del festejo gaditano. Pepe Bablé dice que el Congreso "es una herramienta que podría ser más eficaz, pero está mal manejado, lo que termina con las ganas del público al que va dirigido". De nuestra parte, por años nos hemos cuestionado por qué los organizadores de ambos proyectos no han decidido separarlos. Es una incógnita, cuya solución queda en manos del futuro.
Las crecientes actividades del Festival de Cádiz se llevan a cabo en la Residencia Tiempo Libre, lugar donde se aloja la mayoría de los participantes; en el Ayuntamiento y en otras dependencias del mismo, así como en todas las salas teatrales y las calles de la ciudad.
Nace una estrella
España siempre ha tenido muchos festivales de todo tipo, en los pueblos, pero ¿cómo se originó el Festival Iberoamericano de Cadiz? De acuerdo con su Director, Pepe Bablé, a Enrique del Alamo, Director de Cultura en Cádiz, en aquel momento inicial, y a él se les ocurrió que debían hacer un festival teatral latinoamericano en Cádiz porque por su historia, esta era una ciudad muy latinoamericana. Por esos tiempos en Madrid se gestaba un movimiento importante para traer a Rafael Alberti a España. En su exilio, él se había vinculado con teatro de México y otros países latinoamericanos que no cesaba de describir. Simultáneamente, el crítico José Monleón reseñaba en España el teatro latinoamericano, de modo entusiasta. En esas búsquedas teatrales por estos años de estreno de libertad, Bablé recibió un impacto brutal al ver "Los caballos", del disidente dramaturgo uruguayo Mauricio Rosencoff. La combinación de todos estos elementos pululantes en su entorno, creó en él "un impacto total", que lo encaminó a tomar acción hacia ese acercamiento teatral entre Cadiz y Latinoamérica.
Ya con este bagaje, en una visita a Madrid Bablé vio en cartelera una obra infantil de Juan Margallo y la fue a ver, deseando encontrarse con él. Tras la presentación, se enfrentó a Juan Margallo y a un modelo de los directores latinoamericanos: Carlos Jiménez. Ellos le pidieron que intentara hacer en Cádiz un festival de teatro dedicado a Latinoamérica. Se reunieron, entonces, para buscar un director que conociera sobre Latinoamérica, que terminó siendo el mismo Margallo. Originalmente pensaron el proyecto como una conferencia "franca" entre naciones, opinión que abandonaron rápidamente, dando pie a la fundación del Festival que conocemos hoy. Para más casualidad, por esos días se celebraba en Huelva (Rábida) la I Conferencia Iberoamericana de Teatro, ocasión que aprovecharon los pioneros del FIT para anunciar ("inventar") un festival que no existía. Fueron con un dossier falso a la Conferencia y allí obtuvieron dinero para celebrar el primer FIT de Cádiz. Para continuar con las coincidencias, el primer viaje de Mauricio Rosencoff (1986), después de salir de la cárcel, fue a Cádiz. Todo era nuevo en ese festival, por lo que les tocó aprender en medio de la experiencia. Pero en aquel momento, tanto como ahora, creyeron necesaria la existencia del FIT. Pepe Bablé cree que si sigue existiendo es porque hace falta. Sin duda, es necesario para que España y los latinoamericanos nos encontremos. Y el espacio en que se hace lo propicia.
La calidad de esta fiesta inimitable ha sido reconocida nacional e internacionalmente, de lo que da fe la gran cantidad de premios cosechados por el festival, uno de los mas importantes, la medalla de reconocimiento a la trayectoria cultural del FIT de Cádiz y sus aportaciones al país, otorgada por los Reyes de España.
Los "bajos fondos"
La obtención de recursos económicos para el Festival Iberoamericano de Cádiz es uno de los misterios que los asistentes siempre hemos indagado porque no debe ser nada fácil recaudar una partida tan elevada anualmente. Desde el principio -su primer año- el Ayuntamiento de Cádiz , en ese momento regido por Carlos Díaz, lo apoyó. Mucha gente creyó que el FIT se hizo para celebrar el 92, lo cual es un error. Sí bien es cierto que ese año el Festival obtuvo mucho dinero, el siguiente arrostró una peligrosa merma. Fue entonces cuando se organizó el Patronato del FIT, que logra que una serie de instituciones públicas lo sostengan anualmente con más o con menos. El presupuesto ha ido decreciendo cada vez más, por lo que el esfuerzo que se hace es mayor. De ahí que el Director pasara a convertirse también en Gerente. Más o menos del 17 al 18 % del gasto proviene de la empresa privada, pero ese ingreso no es estable y es difícil de mantener. Se empieza entonces a pedir aportaciones con acuerdos bilaterales, como por ejemplo, para la publicidad y la imagen, de modo que los contribuyentes no intervinieran en las decisiones internas del Festival. En el 1993, cuando se funda el Patronato, se nombra como Director Artístico a José Sanchís Sinisterra, quien se encontró con tan poco presupuesto que abandonó el cargo enseguida. Es entonces cuando se crea el puesto de Director Artístico y Gerente, que asumió Pepe Bablé.
Política y organización
El Patronato lo componen funcionarios políticos, que a su vez tienen un Consejo Asesor del FIT. En su génesis fueron Margallo, Sinisterra y gente de Latinoamérica, cuando se necesitó. Son en realidad consultores del Patronato que tuvieron una función activa hasta el año 2000. Hoy, tras tantos años de experiencia, Bablé asegura que no necesita esa asesoría directa, aunque se mantiene en contacto con todos los conocedores del teatro latinoamericano.
Desde que se organizó el Patronato, Pepe Bablé asegura que como Director del Festival no ha tenido problemas ni con la institución ni con los individuos que la componen, independientemente del partido político en el poder. No obstante, agrega, es necesario admitir que el FIT tiene un nivel político porque todos han entendido que es importante en muchos sentidos: político, cultural, diplomático, etc. El Director lo ve como una fuerza política enorme que abre puertas. Nosotros lo vemos como una embajada cultural y teatral que tiende puentes con las geografías americanas.
Respecto a la organización del FIT, la Dirección ha logrado que esté en manos de gente de teatro. Todo está sumamente organizado y tras cada área, en el grupo de trabajo hay un teatrista. Esto hace que "seamos más sensibles a todo lo que ocurre", dice el Director. En la realización hay un gran contingente de voluntarios. A la Dirección le toma el año entero la a elaboración intrincada del festejo, lo que se hace junto con Carmen Montes, quien es funcionaria de muchas áreas del Municipio. En temas administrativos, ella es la que ayuda. Ya en mayo entra a trabajar Eduardo Bablé, quien se encarga de la logística, es decir, viajes, documentación, catálogos y mucho más. En junio entra Manuel Morillo a trabajar todo lo referente a lo administrativo; lo técnico. Su labor dura en realidad todo el año, ya que tiene que planear y programar, pero el FIT le paga menos meses. El trabajo se hace de todos modos con mucho entusiasmo porque ya son todos "como una familia", lo que año tras año observamos los asistentes, quienes también terminamos integrándonos a ese seno familiar.
Espectáculos y cachets
El Director selecciona los espectáculos que se presentan en cada edición del Festival. Desde que Bablé está al frente del festival, a los grupos asistentes se les paga. Lo ve como una forma de expresar respeto a los actores, quienes son profesionales. Otras fuentes de pago, como las embajadas, muy pocas veces costean las obras. Cuando van obras de México, el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes de México) ayuda, pero son ellos los que seleccionan el grupo participante (lo que según nuestro recuerdo no siempre ha tenido un buen resultado). Para las obras de Brasil, el Ministerio de Brasil y el Banco Rural suelen colaborar. Los proyectos paralelos al Festival reciben aportaciones propias. Pueden ser individuales, de ellos o sugeridas, tanto por el Patronato como por el Consejo Asesor. Las publicaciones se hacen mediante acuerdos bilaterales con universidades españolas o del extranjero.
Conclusiones
Cádiz es una ciudad que cuenta con muchas posibilidades teatrales y culturales. Tiene 240.000 habitantes que ya conocen el FIT, que lo viven como un componente cíclico de su experiencia, pero que muchas veces ignoran. La mayor dificultad que se presenta es que en España se ignora el teatro latinoamericano, por lo que al FIT le hace falta más público español. El próximo año (FIT 2006) el Director quiere hacer una gran fiesta, reiterando el significado total de fiesta, para celebrar los primeros veinte años del Festival; algo así como la mayoría de edad. Quiere hacerla como un experimento de esa tonalidad clásicamente festiva y con un libro que contenga la memoria histórica del Festival. Se proyecta también, traer las mejores obras presentadas en los últimos años. Prevemos un festín teatral iberoamericano de exquisitez histriónica, por lo que invitamos al público español y latinoamericano a asistir a la FIESTA con su paladar aguzado, en aras de degustar en Cádiz el mejor banquete teatral de los últimos veinte años.
*La información sobre la trayectoria "intrahistórica" del Festival Iberoamericano de Cadiz, FIT de Cádiz, nos la ofreció su Director, José "Pepe" Bablé, en entrevista concedida el día 28 de octubre de 2004, durante la celebración del XIX Festival. Es por eso que este escrito refleja su trayectoria en el mismo.
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