Por Víctor Bogado (1)
Existe alguna actividad teatral en el Paraguay? ¿En qué lenguas: en castellano o en guaraní, o tal vez en una mezcla de ambas? ¿Qué estilos o tendencias hay en el teatro paraguayo? ¿Hay censura a los textos? ¿Hay libertad para expresarse en el teatro actual? ¿Hay dramaturgos en este país? ¿Existen grupos de teatro? Estas son algunas de las muchas preguntas que siempre hemos escuchado cuando salimos al extranjero. Es por eso que con este trabajo tenemos la intención de responder a quienes tienen interés en conocer lo que se hace en materia teatral en el Paraguay. Trataremos de hacer un breve recorrido por el teatro en este pequeño país mediterráneo, situado en el cono sur sudamericano, entre Argentina, Brasil y Bolivia. Este trabajo no pretende ser - por lo tanto - un estudio exhaustivo; sólo quiere dar a conocer someramente cómo se desarrolla en Paraguay una actividad poco conocida fuera de sus fronteras: el teatro.
El Paraguay fue descubierto por la corona española en 1524, concretamente por Alejo García, quien venía en busca del mítico El Dorado, las minas de oro que se encontraban en Bolivia. Años más tarde, en 1544, durante la celebración del Corpus Christi en Asunción, el capellán Juan Gabriel de Lezcano montó un auto no precisamente alusivo a la fiesta sino en contra del depuesto gobernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Dice al respecto Doña Josefina Pla:
El teatro del Río de la Plata, pues, reconoce como punto de partida, elemental pero positivo, este desafuero de un apasionado clérigo. Auto sacramental injerto en sátira virulenta: combinación original cuyo texto valdría la pena conocer [...] Del autor, poco se sabe. Juan Gabriel de Lezcano nació, según parece, en Valladolid, en fecha incierta; llegó a América con Don Pedro de Mendoza y, a Asunción, con Juan de Salazar y Espinosa. (2)
Sin dudas el aspecto más interesante de esta época fue el teatro religioso introducido por los misioneros españoles, que tuvo dos cauces: el culto, hecho en los colegios - piezas compuestas por los clérigos y a veces por los estudiantes mismos. La más antigua noticia se remonta a 1595, y se refiere una pieza lírico-dramática compuesta por el padre Alonso Braganza. El otro cauce, el misionero, fue hecho en lengua vernácula, el guaraní. En general eran piezas de contenido doctrinal a veces y otras de carácter moralizante. Pueden dividirse en dos tipos: las programadas como parte de las ceremonias religiosas (Navidad, Semana Santa, Patrono de la Misión, de los Santos Fundadores, etc.) y las que se representaban en ocasiones especiales: visitas de Obispos, Superiores de la Orden, etc. A veces el programa era mixto: incluía comedias, entremeses y óperas de carácter profano. (3)
Destaquemos que gran parte de este tipo de obras eran escritas por los mismos religiosos, aunque existen pruebas de que los indígenas también escribían piezas teatrales. Prueba de ello es que en Asunción, en 1628, se ha hallado la primera noticia de este tipo de piezas: se trata de coloquios realizados por la cofradía fundada a principios del 1600 por el sacerdote José Oreggia. Solamente se ha conservado una pieza de esta época, dictada por un anciano campesino al escritor y político Manuel Gondra a principios del siglo pasado. La misma fue escrita en castellano, latín y guaraní: Dios habla en Latín, el Ángel con el Hombre, en castellano; y Adán y Eva, en guaraní. El espacio escenográfico conserva el esquema medieval en la ubicación de los lugares: Nuestro Señor está en las alturas mientras que Adán y Eva representan en la parte de abajo. No ha sido posible averiguar el título de la pieza, por lo que Gondra le puso el nombre de "Auto de Adán y Eva". (4)
La gesta de la Independencia Nacional tuvo lugar entre el 14 y el 15 de mayo de 1811. El Supremo Dictador José Gaspar de Francia prohíbe durante su largo gobierno (1811-1840) toda actividad social pública. No se conocen las razones, pero en el caso del teatro, creemos que podría haber sido para impedir la introducción de ideas liberalizantes provenientes de Europa. Lo sigue Don Carlos Antonio López (1840-1862), quien en su discurso a la Cámara de Representantes declaró haber encontrado "los elementos de la ilustración en completa ruina".(5) Y el propósito de Don Carlos fue ponerlo al día en todos sus aspectos. Para tal efecto contrata al español Ildefonso Bermejo en 1855.(6)
Bermejo recibe el encargo de organizar un elenco nacional, y para tal efecto inaugura la primera sala de teatro el 4 de noviembre de 1855. El repertorio de Bermejo correspondía con el que se hacía en España en esa época. Fue él el autor del primer texto dramático en la historia de nuestra dramaturgia: "Un paraguayo leal", estrenada en 1858 y de corte costumbrista. Estaba basada, sin embargo, en otra pieza suya escrita en Madrid en 1846: "El poder de un falso amigo".
Durante el gobierno de Don Carlos A. López se inicia una larga cadena de visitas de grupos españoles primero y de argentinos después. Los primeros traían sus zarzuelas y dramas, y los segundos más bien comedias. Este rico movimiento cultural se cortó abruptamente debido a la guerra de cinco años llamada "de la Triple Alianza" (de 1865 a 1870, contra Brasil, Argentina y Uruguay). En efecto, a la muerte de Don Carlos lo sucede su hijo, Francisco Solano López, quien se ve obligado a declarar la guerra a Brasil a fin de contrarrestar el intento de invadir la pequeña república del Uruguay. La actividad teatral, por supuesto, merma tanto en calidad como en cantidad hasta 1869, en que ya no se realizan espectáculos de ninguna especie. Recordemos que el mariscal López ordenó la construcción del teatro de Ópera, que desafortunadamente quedó inconcluso y luego la obra fue convertida en oficina de impuestos.(7)
El país renace de sus cenizas y se forman grupos filodramáticos. Empiezan de nuevo las visitas de grupos extranjeros, inclusive circos argentinos y europeos. El repertorio es en general bastante ecléctico, pues se presentaban tanto obras clásicas como comedias costumbristas y alguna que otra opereta. Mencionemos algunos autores: Zorrilla, Larra, Dumas, Tamayo y Baus, Blasco, Echegaray, y Dicenta, entre otros. En 1887 el empresario catalán residente en el país Don Baudillo Alió trae el primer grupo de teatro lírico: la compañía del Edén Argentino, compuesta por cuarenta personas y que tuvo un gran éxito en Asunción.
En 1889 se inaugura el Teatro Nacional (copia del teatro de Valladolid, España) gracias al interés del mencionado Alió, quien obtiene un predio del gobierno para la construcción de la sala. Esta debía pasar a manos del estado después de veinticinco años. Hoy es propiedad del Municipio de Asunción (lleva el nombre de Teatro Municipal Ignacio A. Pane) y se comenzó su remodelación en fecha reciente, el 16 de agosto de 2006. Esa sala fue ocupada por esas épocas por grupos de teatro profesional de Argentina y algunos de la Madre Patria. Muchos de ellos traían en sus repertorios óperas y zarzuelas.
La generación literaria del 900 no prestó atención alguna al teatro y, por lo tanto, no aparecen dramaturgos entre sus integrantes. En ese entonces prácticamente no existían aún dramaturgos nacionales. En 1906 se realiza el primer concurso dramático pero no se tienen datos de los ganadores, por lo que se piensa que el mismo podría haberse declarado desierto o simplemente no se haya llevado a cabo.
Por 1910 ya aparecen los primeros autores nacionales. Estos pintan - en general - el "color local", sin ahondar en la psicología de los personajes ni en la problemática presentada. Son los llamados criollistas o costumbristas.
A partir de 1924 surge la primera generación de dramaturgos auténticos: Luis Ruffinelli, Miguel Pecci, Facundo Recalde, Arturo Alsina, Roque Centurión Miranda, Pedro Juan Caballero, Josefina Plá, Benigno Villa y otros. Este grupo introduce el teatro de tesis, que pasa a formar parte de nuestra dramaturgia. En estas obras se pueden ver dos tendencias: la universalista, centrada en las ideas vigentes en ese entonces; y otra, que apunta a los problemas de nuestra realidad.
Don Arturo Alsina (1897-1984), nacido en Tucumán, Argentina, de padres españoles que emigran al Paraguay, fue nuestro primer discípulo de Ibsen, y se convirtió en la primera pluma seria de la dramaturgia paraguaya. Él rompe lazos con el costumbrismo en boga e inicia una nueva etapa en la evolución de nuestra incipiente literatura dramática, exponiendo en escena sus preocupaciones de índole psicológico-social ("La marca de fuego", "Intruso", "La llama flota", "La sombra de la estatua", son sus mejores piezas dramáticas).(8) Josefina Plá (1903-1999), "española de nacimiento pero paraguaya de corazón", es la primera dramaturga local. Escribió cerca de cuarenta piezas, gran parte de ellas dramas - "Víctima propiciatoria", "Historia de un número", "Aquí no ha pasado nada" (Premio Ateneo Paraguayo, 1942), "Fiesta en el río" (Premio Radio Cháritas, 1976).(9)
En los años treinta aparece la voz social del creador del teatro en guaraní: Don Julio Correa (1890-1953), quien denuncia las lacras y desigualdades sociales de su época ("Karú Poká" o "Los malcomidos" es su mejor obra sin lugar a dudas).(10) Aunque ha habido seguidores de Correa tales como Néstor Romero Valdovinos ("Cocotero solitario"), Antonio Escobar Cantero ("La creciente"), Moncho Azuaga ("Los niños de la calle"), el teatro en lengua vernácula se halla hoy agonizante. Creemos tarea urgente de las autoridades y de los teatristas en conjunto evitar que esto suceda, más aun teniendo en cuenta que el idioma guaraní es una de nuestras dos lenguas nacionales y oficiales, según la Constitución.
El teatro "a la española" continúa ejerciendo una fuerza considerable en el Paraguay hasta muy avanzada la segunda mitad de siglo XX. Este hecho se debe en parte a la creación, en 1941, de la compañía del Ateneo Paraguayo bajo la dirección del español Fernando Oca del Valle, excombatiente republicano en la Guerra Civil española, que monta principalmente teatro español del siglo XIX (hay que destacar que jamás incorporó a su repertorio autores progresistas como García Lorca, Valle-Inclán o Antonio Buero Vallejo). Entre los años 70 y 80 esa influencia deja de existir y se montan piezas del repertorio universal antes que textos españoles.(11)
En 1950 se crea la Escuela Municipal de Arte Escénico gracias a la lucha de su director Don Roque Centurión Miranda y con el apoyo de Josefina Plá, quien ocupa el cargo de Secretaria primero y Asesora Literaria y docente después. Hoy convertida en Escuela Municipal de Arte Dramático, forma parte del Instituto Superior de Arte de la Dirección de Cultura (Municipalidad de Asunción) y otorga el título de Actor a sus egresados.(12)
En 1954 se estrena en el teatro Municipal "El fin de Chipí González", que obtiene el primer premio en un festival de teatro de esa época. Esta pieza es considerada la mejor construida del teatro paraguayo. Plantea una crítica al orden social y político y esboza una alegoría sobre la solidaridad y la libertad. Fue escrita por José María Rivarola Matto (además novelista, abogado y filósofo), autor también de "La cabra y la flor" (Premio Radio Cháritas 1965), más tarde "Encrucijada del Espíritu Santo" (Premio Radio Cháritas 1972) y una comedia satírica: "Su Señoría tiene miedo".(13)
En 1958 aparece el movimiento renovador llamado Teatro Independiente (en agosto de ese año surge el Teatro Experimental Asunceno (TEA), dirigido por Tito Jara Román), cuyos exponentes realizan - empíricamente y carentes de todo apoyo - las innovaciones de los maestros europeos que ya habían llegado a los teatros independientes del Río de la Plata (Argentina y Uruguay). Se suprimen los decorados pintados en papel, se hacen escenografías de tipo realista con bastidores de madera, se incorpora el uso de practicables, tarimas, etc. También se suprimen las candilejas y se empiezan a usar reflectores hechos manualmente y con desechos; el vestuario deja de ser una especie de disfraz y comienzan a usarse telas y colores apropiados a la psicología de los personajes.
A finales de la década de los sesenta se crea la Muestra Paraguaya de Teatro, asociación de los grupos de este movimiento, que realizan los primeros festivales no competitivos del país y logran crear grupos al interior del país. El Teatro Independiente presenta en su repertorio obras universales, la mayoría de ellas nunca vistas en el país (Terence Rattigan, Ghelderode, García Loca, Elmer Rice, T. Williams, etc.). Se suprime la figura del divo y se crea un teatro de conjunto, sin estrellas. Se trabaja en la disciplina de varios meses de ensayo. La producción de los espectáculos es realizada por el grupo (tanto la escenografía como el vestuario, la iluminación y la utilería). Se trata de preparar todo el espectáculo con suficiente tiempo, evitando la improvisación. Además del TEA hay que mencionar el aporte valioso del Teatro Popular de Vanguardia (TPV), Tiempoovillo (1970 a 1975), el Teatro Estudio Libre (TEL, 1970, bajo la dirección de Rudi Torga), Aty Neé ( Asamblea del pueblo en guaraní - 1975 -, conducido por Raquel Rojas y Antonio Carmona), Laboratorio (liderado por Jorge Aguadé y Carlos Cristaldo) y el grupo Teatro Universitario (fundado en 1979 y coordinado por Nucky Walder, Antonio Pecci y Víctor Bogado).
En 1980 se funda el Centro Paraguayo de Teatro con el apoyo del Centro Español Juan de Salazar y su dinámico director de entonces Francisco (Paco) Corral. El Cepate fue un espacio de libertad en los duros tiempos de la dictadura stronista. Desde 1981 festeja el día internacional del teatro con una semana del teatro que hoy se ha convertido en una Semana Internacional del Teatro. Posee una biblioteca de artes escénicas que lleva el nombre de Josefina Plá, y está afiliada al Blada (Bloque Latino Americano de Actores), el cual forma parte de la FIA (Federación Internacional de Actores). Como organismo gremial viene luchando por la creación de una Ley de Teatro.
Gracias al aporte significativo del Teatro Independiente podemos decir que el teatro paraguayo se halla hoy "aggiornado." Aunque reconocemos que hay mucho aun por hacer para mejorar la calidad de los espectáculos así como el entrenamiento y formación del actor y director nacionales. Hay que destacar y reconocer que de este movimiento han surgido los mejores directores actuales tales como Tito Chamorro, Agustín Núñez, Julio Saldaña, Raquel Rojas, entre otros. Igualmente ha surgido una pléyade de actores y actrices, así como técnicos.
En 1982 se funda el teatro Arlequín, que tiene un local estable y de esa manera puede realizar una labor permanente presentando cinco o más espectáculos anuales, además de presentar grupos y teatristas extranjeros. Su repertorio ha sido bastante ecléctico: desde clásicos, pasando por teatro infantil, hasta teatro del cono sur así como textos contemporáneos. Nunca han montado, sin embargo, piezas en lengua guaraní. Entre sus montajes más exitosos podemos mencionar "La muerte de un viajante", de A. Miller, "Doña Rosita, la soltera", "Bodas de sangre" y "La casa de Bernarda Alba", de García Lorca; "Edipo Rey", de Sófocles; "La Celestina", de Fernando de Rojas, "Esperando a la carroza", de Jacobo Langsner, "La tierra sin mal", de Roa Bastos... (14)
En 1987 se crea el Departamento de Teatro de la Universidad Católica, primer centro de estudios terciarios en el país. Recordamos sus buenos espectáculos como "Los niños de la calle", dirigida por Miguel Gómez, "La cabeza", creación colectiva dirigida por Nicolás Carter, "¡Salven a Matilde!" de Moncho Azuaga, "La empresa perdona un momento de locura", del venezolano Rodolfo Santana,(15) y la pieza infantil "El Ceniciento". El Departamento tuvo un excelente despegue; pero debido a la desidia de las autoridades universitarias hoy en día se encuentra cerrado.
En febrero de 1989 la corrupta dictadura del General Stroessner llega a su fin gracias al movimiento militar liderado por el General Rodríguez. Hay que destacar que, durante la dictadura, la cultura fue el área mas marginada; muchas veces las manifestaciones culturales (entre ellas el teatro siempre fue censurado) eran miradas como potencialmente peligrosas y hasta subversivas. Muchos son los casos de intelectuales y artistas que fueron perseguidos y obligados a partir al exilio. De todas maneras nace una cultura a espaldas del estado, a veces apoyada por organismos privados, o institutos culturales de países extranjeros y de organizaciones no gubernamentales (ONG).
Hoy, el Paraguay ha entrado en un proceso sociopolítico llamado "transición democrática inconclusa" debido a que pende sobre ella el último escollo para la democratización real: la institucionalización de la Fuerzas Armadas, aún con elementos reaccionarios que desean volver al pasado. Prueba de ello es que, en 1996, durante el gobierno del presidente Juan Carlos Wasmosy, se abortó un golpe liderado por el ex General Lino Oviedo (hoy en prisión por dicho motivo).
En 1991, con las primeras elecciones municipales democráticas en el país, triunfa el joven movimiento Asunción para Todos, liderado por el Dr. Carlos Filizzola, que como Intendente Municipal impulsa una favorable política cultural. La nefasta Comisión de Moralidad y Espectáculos Públicos (creada durante la dictadura) es abolida. El oneroso impuesto al teatro del 16% es reducido en el caso de textos extranjeros y eximidos en el caso de autores nacionales. La Dirección de Cultura de la Municipalidad de la capital, bajo la inteligente conducción del crítico Ticio Escobar, logra rápidamente una total reformulación de la nueva política cultural. Se realizan por primera vez los encuentros sobre Políticas Culturales - que fueron espacios abiertos para la participación ciudadana de artistas que así pudieron manifestar sus inquietudes. Se crea el Fondo Municipal para la Promoción y Fomento de las Artes Escénicas, que ha podido proveer apoyo económico a los teatristas locales. Igualmente se crea el Elenco Municipal Teatral de la Ciudad de Asunción (EMTCA), al que debemos excelentes montajes pero hoy carente de fondos para seguir existiendo.
Como se podrá notar, la labor municipal ha sido altamente positiva para el desarrollo teatral (ha habido un retroceso, sin embargo, con la administración del Intendente Martín Burt, quien no facilitó los medios para la reapertura del elenco municipal estable y redujo el presupuesto a la cultura capitalina durante su mandato 1996-2001). El siguiente, Enrique Riera, ha mantenido el presupuesto en su gobierno y, además, se ha creado el Fondo Municipal para la Investigación Cultural, entre otros hechos positivos en su gestión.
En contraste, el saldo es negativo en lo concerniente a la pobre labor desplegada por el gobierno a través de la Subsecretaría de Cultura. Aclaremos que el presupuesto municipal para la cultura es varias veces mayor que los gastos de la mencionada subsecretaría, la cual debe cubrir todo el país. Sabemos de la capacidad intelectual del Prof. Osvaldo González Real, Vice Ministro de Cultura; pero en el área teatral aún queda mucho camino por hacer. Un hecho loable ha sido la creación del Fondo Nacional para la Cultura (FONDEC) que funciona desde 1999. También es positivo destacar que la ex Escuela de Bellas Artes - convertida en el año 2000 en Instituto Superior de Bellas Artes - cambió su obsoleto curso de Declamación por una carrera de Teatro en la que a los cinco años de estudio se obtiene el título de la Licenciatura en Pedagogía Teatral.
Durante la presente transición ha habido diferentes tendencias. Se ha hecho teatro comprometido: "La muerte y la doncella" de Ariel Dorfman, "La secreta obscenidad de cada día", de Marco Antonio de la Parra, "Calígula" de Camus, "Pedro y el Capitán" de Mario Benedetti, "Yo, el Supremo", versión de Gloria Muñoz sobre la novela de Augusto Roa Bastos y dirigida por Agustín Nuñez,(16) son algunos ejemplos.(17) Otra tendencia ha sido volver a los clásicos; en este sentido el teatro Arlequín ha hecho excelentes puestas de "Tartufo", "Edipo Rey", "Medea", "La Celestina", "El Lazarillo", etc. Los grupos comerciales han optado por viejas comedias costumbristas y zarzuelas locales que son llevadas al interior del país.
El teatro guaraní ha desaparecido prácticamente. No podemos dejar de mencionar la labor tesonera de la compañía Actores Asociados, bajo la coordinación de Lucio Sandoval y el Grupo Real de Teatro, a cargo de Roger Bernalve. La dramaturgia en lengua vernácula no ha producido obras de consideración en los últimos años. En tiempos recientes se han escrito obras en la que se mezclan el castellano y el guaraní, modalidad lingüística denominada "yopará" por los especialistas.
Nuestro teatro nacional aún carece de fisonomía propia y eso se debe en parte a la carencia de dramaturgos que reflejen nuestra realidad y anhelos en escena. Entre los pocos escritores podemos mencionar a Moncho Azuaga, Alcibíades Gonzalez Delvalle, Tito Chamorro, Ovidio Benítez y, entre las mujeres, a Gloria Muñoz, Erenia López, Edda de los Ríos, Renée Ferrer, Raquel Rojas y Pepa Kostianovsky, quienes ha hecho un trabajo interesante al revelar la situación de la mujer paraguaya en escena; pero creemos que - pese a no existir ningún tipo de censura actualmente - faltan más dramaturgos que puedan reflejar los múltiples y complejos problemas y temáticas de nuestro tiempo . Hay una generación joven que puede ser la esperanza del teatro nacional en breve tiempo (Mario Santander, Héctor Micó, entre otros).
En el terreno del teatro infantil puede decirse que este género ha tenido un gran desarrollo a pesar del poco apoyo que recibe. Desde la década de los cincuenta han nacido diversos grupos de teatro para niños entre los que podemos mencionar a la Compañía Nacional de Espectáculos Infantiles, dirigida por Mercedes Jané; Pirirí Teatro, Arlequín, Tuka é, Nhi Mu, Equipo teatro, Anuncio Galeano y su grupo de clowns...
También tenemos un interesante movimiento de teatro de muñecos: ahí están "Don Policarpo" con Elisa Godoy y Humberto Gulino, "El Mundo Fantástico de Tito", de Chacho López Grenno, "Mitaí Churí" de Mabel Cisterna, el grupo de Paul Cabrera... entre otros. Con la partida de Lucho Martínez a los Estados Unidos desaparece de nuestros escenarios el último mimo que hemos tenido en nuestro país.
En 2003 se instituye el Premio Arturo Alsina (gracias al apoyo de la Fundación Arlequín) para destacar las labores más sobresalientes de nuestra escena en sus diferentes categorías: mejor actor/actriz; mejor director; mejor escenógrafo, revelación del año, etc. Es un gran aliciente para los teatristas nacionales que tienen poca ayuda y reconocimiento de parte de la autoridades de la cultura.
Un fenómeno interesante ha sido la aparición de centros de enseñanza teatral tales como El Estudio, La Móvil, los talleres de Margarita Irún, Carlos Benegas, que vienen formando una pléyade de actores y actrices desde la década de los noventa. También es necesario mencionar el trabajo con jóvenes que el teatrista Blas Alcaraz ha realizado a través de los festivales de teatro juvenil que tienen lugar anualmente, cubriendo todo el país.
El teatro, arte eminentemente social, debería ser el reflejo de la realidad en la cual está inserto. Este fenómeno se ha dado de manera mas bien negativa en nuestro país. ¿Será porque al paraguayo no le interesa verse retratado en escena? ¿O prefiere un teatro más bien escapista que lo haga olvidar un pasado oscuro y depresivo? ¿O tal vez prefiere alienarse con el fútbol, el cine pornográfico, el alcohol...? Es difícil aventurar un respuesta... Otro hecho negativo para la asistencia al teatro ha sido la aparición en la década de los noventa de la TV por cable (hecho que también ha afectado al público en varios países de nuestro continente). Esperamos, si embargo, que el país pueda superar este período de "prueba" y podamos vivir en una verdadera democracia. Quizás de esa manera nuestro teatro y el público puedan cambiar sus respectivas ópticas a fin de entrar en una nueva etapa del teatro nacional en la que no seamos más la Cenicienta de las artes.
Asunción, Paraguay, septiembre de 2006
Aguadé, Jorge, "Arturo Alsina. Obra teatral (1926 - 1974)", Asunción, Editora Manuel Ortiz Guerrero, 1990.
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Benítez, Luis G., "Historia del Paraguay".
Escobar, Ticio, Primer encuentro sobre políticas culturales. Dirección de Cultura, Asunción, 1993.
Méndez-Faith, Teresa, "Teatro paraguayo de ayer y hoy", Asunción, Intercontinental Editora, 2001.
Plá, Josefina, "Cuatro siglos de teatro en el Paraguay", 3 volúmenes, Asunción, Universidad Católica, 1990, 1991, 1993.
Pecci, Antonio, "Teatro breve del Paraguay", Asunción, Ediciones NAPA, 1980.
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Torga, Rudi, "Antología del teatro clásico en guaraní", Asunción, Editorial El Lector, 1998.
1. Egresado de la carrera de Actuación, Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Se especializó en teatro infantil con Norma Lomboy y Ruth Baltra. Trabajó en el Teatro Nacional Chileno. Realizó una pasantía en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid. Master en Teatro por la Universidad de Kansas, USA. Miembro fundador del Centro Paraguayo de Teatro (CEPATE) y primer Secretario General. Coordinador del grupo Teatro Universitario. Ha escrito artículos sobre teatro para la Latin American Theatre Review, revista Ollantay y Dramateatro de Venezuela. Ex profesor de Historia del Teatro en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Asunción. Coordinador Pedagógico del Departamento de Teatro de la Universidad Católica de Asunción. Allí dictó clases de Actuación y Teoría del Teatro, además de dirigir varios espectáculos. Miembro organizador del Primer Simposio de Teatro en el Paraguay: La Construcción de la alteridad en un contexto transnacional. Teatro Latino/Latinoamericano en la era de la globalización. Comentarista teatral en el diario El Llanquihue de Puerto Montt, Chile durante los Temporales Teatrales de dicha ciudad. Correo electrónico: victtorbogado@yahoo.com. Volver
2. Plá, Josefina, "Cuatro siglos de teatro en el Paraguay", Asunción, Universidad Católica, tomo I, 1990, p. 16. Volver
3. Idem, p. 23. Volver
4. El "Auto de Adán y Eva" fue publicado por el investigador uruguayo Walter Rela en un libro sobre el teatro paraguayo-uruguayo. Volver
5. Plá, Josefina, "Cuatro siglos de teatro en el Paraguay", op. cit., p. 43. Volver
6. Es interesante acotar que por esas fechas llegaba a México otro español, el poeta José Zorrilla, a organizar el teatro de ese país. Volver
7. Diseñado y construido por el arquitecto italiano Alejandro Ravizza, nunca pudo ser concluido. Se cree que es una copia de la Scala de Milán. Volver
8. Para mayor información sobre Arturo Alsina recomendamos leer el excelente estudio de Jorge Aiguadé titulado "Arturo Alsina. Obra Teatral, 1926-1974", Asunción, editorial Manuel Ortiz Guerrero, 1990. Volver
9. Josefina Plá escribió siete piezas con Roque Centurión Miranda, entre ellas: "Episodios chaqueños", "Desheredado", "Aquí no ha pasado nada" (1941). Volver
10. Correa nació en Asunción en 1890, de padre brasileño y madre con sangre polaca. Murió en Luque en 1953. Volver
11. Ese cambio se debió a la muerte de su director en 1970. Su puesto fue tomado en forma conjunta por María Elena Sachero y Mario Prono. El grupo quedó inactivo a mediados de la década de los ochenta. Volver
12. Posee un curso de Actuación de tres años y después se ofrece un curso de habilitación docente de un año para quienes deseen ejercer la docencia teatral. Volver
13. Esa pieza le costó la cárcel por hacer unA feroz crítica a la corrupción de la justicia en tiempos de la dictadura de Stroessner. Volver
14. Arlequín Teatro es el único teatro del país que funciona en su sala desde marzo hasta noviembre. Volver
15. "La empresa perdona un momento de locura" fue dirigida por Víctor Bogado. Volver
16. Ver en esta misma revista Rosalina Perales, "Teatro paraguayo en acción: una entrevista y un ensayo", donde se entrevista a Agustín Núñez. (N. de la R.) Volver
17. "Yo, el Supremo", estrenada en el Teatro Municipal en 1991, tuvo un tremendo éxito y ha marcado un antes y un después en el teatro paraguayo. Sus roles centrales estuvieron a cargo de Jorge Ramos, Ramón del Río, Jesús Pérez y Orlando Amarilla, vestuario de Ricardo Migliorisi y dirección de Agustín Núñez. Volver