Sinopsis
Creación e interpretación:
Noelia Domínguez
Sérgio Agostinho
Ángel Frágua
Iluminación:
Paulo Neto
Fotos:
Paulo Araújo
Dirección:
José Carlos Garcia
Grupo Peripecia Teatro (Portugal)
Duración: 80 minutos
CELCIT. Temporada internacional 2014
Esta creación es un humilde homenaje al pintor holandés que se convirtió en el paradigma del “artista maldito” que no ve su obra reconocida; al hombre cuya vida es la historia de un fracaso, en búsqueda, primero de la verdad religiosa y, más tarde, del arte. Van Gogh acabó solo, enfermo y dicen algunos que loco, hasta suicidarse, a los 37 años, en Auvers-sur-Oise en Francia.
Un espectáculo visualmente poético, donde se sugieren algunas de las más emblemáticas obras de Van Gogh.
Vincent Van y Gogh son tres de los personajes que ocupan un espacio con pinceles, telas, sombreros y caballetes. A través de la relación y el juego de estos personajes con los objetos emergen figuras y situaciones que marcaron la vida y la pintura de Van Gogh.
La narrativa no es cronológicamente lineal, lo que permite situaciones escénicas que nos transportan hacia ambientes de delirio, inquietud y trastorno, a veces asociados a alguna ironía y humor. El espectáculo oscila pues, entre el drama y la comedia, la realidad y la imaginación, entre la vida y el arte.
Este espectáculo fue creado en Residencia Artística en el Teatro de Vila Real y estrenado el 30 de junio de 2005.
PERIPÉCIA TEATRO es una compañía internacional, con sede en Vila Real, Portugal, fundada en 2004 por dos actores españoles y un portugués: Noelia Domínguez, Ángel Fragua y Sérgio Agostinho.
Propone la creación de espectáculos originales que se sustentan en un trabajo de gran disciplina y rigor al nivel de la interpretación del actor que, a la par de los textos, desarrolla una intensa componente física y visual, intentando alcanzar un lenguaje escénico atrayente y universal.
Desde el inicio de su actividad y hasta el momento marcó presencia en diversos festivales nacionales e internacionales y en varias salas de Portugal, Azores, España, Francia y Brasil, Destacando entre otros el FITEI, Festival de Máscaras y Comediantes de Lisboa, Festival Cómico de Maia, Festeixo, Finta, Festival Altitudes, Festival El Gesto Orelhudo, Mito-Oeiras; En España: Feria de Teatro de Castilla la Mancha, Feria Galega de Artes Escénicas, Festival Iberoamericano de Almagro, XXV Muestra de Teatro Espiga de Oro 2008, Festival de Teatro Actual, Pamplona; Circuito de Teatro Portugués en São Paulo, FESTLIP en Rio de Janeiro; En el 2009 hace su primera presentación en el Teatro Nacional D. Maria II, de Lisboa.
Notas y críticas
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Vincent Van y Gogh: el teatro como poesía
Celina Ballon. AINCRIT. 10/07/2014
En su segunda visita al país, el Grupo Peripecia Teatro –afincado en Portugal– trajo un espectáculo que combina la narración oral, las técnicas del clown y el teatro de objetos para contar una vida cuya atracción parece no terminar nunca.
“Volando voy, volando vengo…” Noelia Domínguez entra en escena arrastrando lentamente una bicicleta, como un cartero que no tiene interés en llegar a su destino. Y este es el comienzo de un viaje por la vida de uno de los artistas más celebres – y biografiados – de todos los tiempos.
Peripecia Teatro huye del relato lineal: apuesta por una dramaturgia rapsódica y gana. Coherente con la psicología del hombre cuya vida narra, en escena vemos no a uno, sino a tres Vincent –todos ellos maravillosos, todos ellos convencidos hasta el fondo de su verdad. A veces se pelean por el predominio, otras veces se ponen de acuerdo y entonces toman forma los cuadros que lo harían famoso. Y entre cuadros célebres y manchones de pintura el relato va hilvanando, como en una colcha hecha de retazos, los fragmentos de una vida desgarrada -que se cuenta con hondura, pero también con humor y sin patetismos.
El mayor hallazgo de este espectáculo es sin duda su poética. Quienes pudieron ver 1325 tuvieron oportunidad de familiarizarse con el lenguaje del grupo. En Vincent, Van y Gogh el abanico de recursos sorprende por su amplitud y por la pericia con que los actores los llevan a cabo. Manejan con maestría el lenguaje de los objetos y por eso les basta cubrirse el rostro con sombreros de paja para convertirse en los tres girasoles del cuadro (una dicción excelente hace que el público los escuche tan bien como si hablasen a cara descubierta).
Dos baldes de tejas rotas y una multitud de sombreros que vuelan por el aire bastan para evocar Campo de trigo con cuervos.Y un caballete que se cae al piso consigue el dramatismo del disparo final. Los rubros técnicos son también impecables –se destaca especialmente la bella iluminación. Se trata, en suma, de un gran espectáculo de hondo aliento poético. Solo queda esperar que el grupo regrese pronto.
