Dramaturgia, interpretación y dirección: Mayra Carlos, Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastian Terragni, Ariel Bottor. Grupo 69 a la cabeza
Titeres porno
Actores que a través de excitados muñecos desatan las fantasías más calientes
Grupo 69 a la cabeza
Dramaturgia, interpretación y dirección: Mayra Carlos, Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastian Terragni, Ariel Bottor
Realización de muñecos: Gustavo Garabito
Vestuario y escenografía: Javier Laureiro
"Títeres porno" es un espectáculo de sexo explícito entre muñecos. Los títeres de mesa tienen el protagonismo pero son manipulados por los actores que suman su expresión completando la escena. La propuesta combina humor y erotismo para abordar diversas fantasías pornográficas. Un permiso para jugar, reírnos y calentarnos con las fantasías sexuales más atrevidas. Una orgía inimaginada. Actores que, a la vista de todos, manipulan muñecos erectos, gimen, piden más y acaban. Sorprendiendo al público con el porno en goma espuma.
69 a la cabeza se constituyó como grupo de trabajo, asumiendo una creación y dirección colectiva. A fines de 2003 estrenan su primer espectáculo de títeres pornográfico en el restaurante afrodisíaco Te Mataré Ramírez y en el Pride Café. En 2005 estrenan su segundo espectáculo “Títeres bien hot” haciendo temporada en diversos lugares de Buenos Aires y permanecen ininterrumpidamente en cartel hasta la actualidad.
CELCIT. Temporada 2010-2011-2012
Lo primero que asombra es cuando uno se entera que “los títeres porno”, es un invento argentino. La idea surgió hace más de dieciséis años, en un bar de Dinamarca, después de una función, cuando el legendario Ariel Bufano desafió a Sergio Rosemblat a intentar la realización de algo semejante. Su primera respuesta fue: “hay límites…”. Rosemblat aceptó el guante y la idea quedó rondando en su cabeza. Desafortunadamente los planes llevan tiempo de ser llevados a cabo, y en el interín, falleció Bufano sin alcanzar a comprobar que su desafío fue concretado y se rompieron esos límites a los que él hizo mención en el bar dinamarqués. La primera experiencia se llamo Doce polvos, una especie de cajas chinas en la que se vió a un grupo de actores manipulando estos muñecos y representando, al mismo tiempo, la obra interpretada por los títeres (esculturas realizadas con maravilloso cuidado artesanal, por Gustavo Garabito, en goma espuma, de unos 50cm. de alto), manipulándolos, y actúando las voces e improvisando ellos mismos a la vista del público. Cabe acotar que en esa primera experiencia, también participó la actríz Carolina Peleritti.
Esta nueva experiencia que presentan en el CELCIT los viernes a las 23. 30hs. el equipo que conforma el grupo 69 A La Cabeza, no sólo actúa y maneja los títeres, pero también son los autores del libreto. La pieza está dividida en varias secuencias que muestran diversas fantasías sexuales en las que también incluyen la diversidad sexual. Pero no aparece como un caso excepcional, sino con toda naturalidad. Es así como vemos una escena entre Batman y Robin en la que el Duo Dinámico muestra su otra cara: la relación amorosa que muchos creemos que siempre ha existido entre los dos además de su eterna lucha contra el mal. También nos ofrecen otra famosa fantasía en la que una mujer llama de urgencia al plomero y terminan teniendo una relación sexual que parece ser interrumpida por la súbita llegada del marido. Al contrario de lo esperado, el buen hombre decide acoplarse a la situación y terminan teniendo un menage a trois todo vale, en el que nadie tiene prejuicios y disfrutan plenamente su sexualidad sin ninguno de los complejos con los que la cultura judeo cristiana invade el imaginario colectivo. Los doce personajes animan estas piezas breves, y a lo largo de cincuenta minutos vemos desfilar a una mucama con su patrón cariñoso, una presentadora, un policía, que en pocos minutos dejan de ser muñecos para convertirse en seres reales con los que el público, además de divertirse, logra identificarse.
La música ha sido cuidadosamente elegida, temas como “Down Eith Me, Baby”, de Kevin Johansen, o “Lady Marmalade”, permiten ampliar la brillante coreografía escénica que los actores despliegan sobre la mesa. Los gemidos y la falta de aliento son acompañados no sólo por los eróticos movimientos de los muñecos musculosos al mejor estilo Tom of Finland, pero también por los mismos actores que se mueven junto con ellos.
En el CELCIT, cuentan también con una iluminación excepcional que en ningún momento los abandona. Comenzaron la primera semana con una tímida platea, y ya para la segunda función agotaron las localidades. La exitosa respuesta popular, hizo que el teatro programe 4 nuevas funciones debido a la cantidad de espectadores que se quedaban afuera de la sala.
Es bueno mencionar que al finalizar el espectáculo, la idea o preconcepto que uno podía llevar antes de entrar a la sala, cambia radicalmente. Títeres Porno, es una experiencia única, un espectáculo divertido, ingenioso, renovador, que nadie puede perderse.
Nada mejor que ir a una muestra, al teatro o al cine sin la menor idea de qué se va a ver. El desafío es aguantar la tentación de espiar el programa en los minutos previos a que se levante el telón. Equivale a la decisión casi política de no leer nunca más la contratapa de un libro. Solo así -sin gacetillas de por medio- se llega al arte libre y virgen de prejuicios. ¿Cuántas personas de este público que este viernes (y que bien podrían regresar el próximo) están sentadas en la sala del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT) saben de qué se trata "Titeres porno"? El título, como el de esta pieza, podría no decir demasiado. Pero no es el caso. A los dos minutos, un patrón de estancia de goma espuma le arranca la carcajada al público y un par de orgasmos a su criada, también de goma espuma. A los diez minutos Robin cumple su sueño de salvar a Batman y consumar de una vez por todas lo que insinuaban desde 1960. El resto, véalo, porque "Títeres porno" son 50 minutos de sexo explícito entre muñecos. Al principio, cuesta decidirse entre fijar la vista en los muñecones o seguir a los actores del grupo "69 a la cabeza", que le dan vida a las criaturas. Concentrarse en el muñeco funciona al principio para no dispersarse. Al final, el espectador se encuentra siguiendo aleatoriamente a unos y a otros. La mayoría de los chistes y de las situaciones son "fáciles", pero no por eso menos efectivas.
Cuando termina la obra parte del público -al menos- se queda pensando en cuándo había sido la última vez que habían visto títeres en escena. No lo saben, como posiblemente ignoran que hace años que Buenos Aires tiene un Festival de Títeres para Adultos (también en el CELCIT). ¿Por qué -se preguntan los mismos- se renuncia ya en la preadolescencia a ese maravilloso mundo con el que es tan sencillo hablarle a un chico y romper los tabúes de los mayores? Porque no verá usted en el teatro convencional, en cine o en televisión escenas de amor homosexual como las de estos muñecos insaciables y tan parecidos en los gestos al público que interpela, ese que no atina más que a reirse; porque es gracioso y porque vaya a saber en qué piensa.
El mismo público tal vez supone ahora que los títeres, igual que los juguetes, también son patrimonio de los adultos. Si nadie discute que los libros, aún los más serios, también son propiedad de los más chicos.
El grupo “69 a la Cabeza” dice que sus muñecos porno son otro invento argentino. Sin ser chabacanos, van derecho a los papeles y hasta Batman y Robin se ponen extremos. La idea es que la gente se identifique y se anime a más.
Igual que en una porno pero sin carne, piel ni hueso. Los porno títeres son muñecos articulados y súper expresivos pero, a diferencia de casi todos los de su tipo, estos tienen genitales. Y tienen sexo explícito entre ellos, se apasionan, se entregan, disfrutan y a veces, son mucho más que dos.
Estos títeres de mesa lejos están del estereotipo y son, como era de esperar, otro invento argentino. “Somos los únicos. Por eso vienen tantos extranjeros y se enganchan con la propuesta”, cuentan los integrantes de “69 a la Cabeza”, el grupo de actores y actrices que les ponen vida y actitud. “Son la mejor forma de dejar de lado los tabúes y poner sobre la escena puestas con sexo explícito, todo lo que se puede ver en un filme triple x”, le dicen a Tiempo Argentino.
El escenario del CELCIT recibe a 75 espectadores –capacidad total de la sala– que llegan a encontrarse casi cara a cara con 5 actores que manejan a 12 personajes de manos y cuerpos inquietos y exaltados, y remarcados aun más por las voces y los gestos de quienes los manipulan en un clima de cierta intimidad y sorpresa. Una mucama, una presentadora, escotada y pechugona, un policía, un doctor, un señor y una señora de su casa, un plomero y hasta la suspicaz parejita de Batman y Robin; le ponen goma espuma a situaciones carnales que se desarrollan en una cocina o en un sillón de terciopelo.
“Son las fantasías que todos tenemos en la cabeza”, resume Ariel Bottor, uno de los protagonistas. Y una mujer recién salida de la obra asegura que, con su marido, quedaron “hipnotizados”. “El humor y el erotismo dan un permiso para la orgía mas inimaginable, como la de la mujer que tiene sexo con el plomero y cuando ve a su marido, también lo invita y todos la pasan bien”, dice Carolina Tejada, otra de las actrices. La luz blanca juega un rol de complicidad con los actores, vestidos de negro de los pies a la cabeza.
Una vez abierto el telón, todo puede pasar y las insinuaciones sutiles pronto dejan de serlo y explotan en orgasmos y gemidos que no contienen ni los sonidos ni la expresividad; matizados por ejemplo, con la voz grave de Kevin Johansen y su ya conocidísimo “Down with my baby” o el rejunte pop de las chicas que hicieron de “Lady Marmelade”, todo un hit.
“El espectáculo es para mayores de 18”, aclaran. Es que en este subsuelo de San Telmo, la palabra histeria y prejuicio, no existen y se va “directamente a los papeles”. “Tanto que hasta Batman y Robin dejan de fingir que sólo son amigos”, deslizan entre risas. Porque los superhéroes juegan un rol dentro de este tipo de teatro: cuando a las mujeres del grupo les pareció que sobraba testosterona, armaron a la Mujer Maravilla, que tenía a todos sus amantes al pie del cañón o los revoleaba por el aire sin piedad, sea quien fuese, inclusive, al mismísimo Chapulín Colorado.
Entre el público hay parejas jóvenes, otras mayores, chicas y chicos solos y extranjeros expectantes. “Al poner todo en clave de juego, es como que relajás”, explica una chica a sus tres amigas medio boquiabiertas. “Creo que al crecer, con la edad, se va perdiendo el sentido de lo lúdico y acá, se lo recupera, se abre otro espacio que permite ver eso que intentás enganchar entre las líneas y las interferencias del canal Venus”, señala Sebastián Terragni, quien admite, su puesta favorita es la de la mucama y el patrón.
Si bien nada está sugerido y todo lo que es es, nada es chabacano ni cae en la obviedad de los chistes verdes, y tampoco está contado en clave masculina. La apuesta trata también de alejarse de las destrezas sexuales del porno y de los cuerpos hiper musculosos y siliconados. “Nos gusta la idea de que la gente se identifique y no que le pase todo lo contrario y termine mal porque nunca va a ser ni va a poder hacer de Pamela Anderson”, explica Cecilia Villamil y todos apunta que “si nos ves a nosotros mismos haciéndonos los porno star y si nosotros podemos, quién no”.
Mayra Carlos, Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastián Terragni y Ariel Bottor vienen de dos experiencias que anteceden a su unión, a la que describen tan sincronizada como un equipo de fútbol que se conoce y juega de taquito. El principio no fue fácil y los titiriteros del ambiente los miraban cual si fuesen ovejas negras. “Después se abrieron a nosotros”, dicen entre risas. Y si bien saben que el sexo mueve al mundo y convoca por si solo, juran que la idea pasa por divertirse, contar otras cosas que inquietan y por mostrar eso que se intuye pero que pocas veces sale a la luz. “Todo el mundo, aunque sea, pispeó algo de porno”, dictaminan. Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra o que se deje cautivar una vez más por el juego que proponen.
con Teresita Galimany
5 de junio al 31 de julio
Miércoles de 19 a 21
con Laura Szwarc
1º de julio al 31 de agosto
Miércoles de 17 a 19
con Horacio Banega
4 de julio al 8 de agosto
Jueves de 19 a 21
con Paula Requeijo
20 de abril
15 h (hora Argentina)