Sinopsis
Vertiginosa tertulia de teatro musical
Actuación
Guadalupe: Jessica Schultz
Mariano: Enrique Papatino
Pedrosa: Julio Ordano
Arnold: Enrique Dacal
Músicos
Clarinete y clarón: Gonzalo Braz
Violín: Martín Elter
Oboe, corno inglés y guitarra: Maximiliano Schonfeld
Violoncello: Clara Stegmann
Fotografía y diseño gráfico
Jorge Codicimo
Prensa
Carolina Alfonso
Asistencia de producción
Pablo Lyonnet
Asistencia de dirección
Carla Tarantino
Arreglos y dirección musical
Pablo Dacal
Libro
Enrique Papatino
Música
Pablo Dacal
Dirección general
Enrique Dacal
Espectáculo sin intervalo
Duración: 70 minutos
Este espectáculo cuenta con el apoyo de Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Nacional del Teatro
CELCIT. Temporada 2009
SIN FUSIL NI RETÓRICA. En 1810, después de tres siglos de dominación española, algunos hombres se jugaron la vida para torcer el destino de medio continente. Los resultados de la gesta son todavía hoy motivo de permanente análisis especializado. Pero en nuestro interior, en nuestra pequeña patria visceral formada en escuelas públicas adoradoras de una historia tergiversada, flamea otra bandera. Una bandera de idénticos colores que descree sin embargo de insostenibles apoteosis, dejando infinidad de puertas abiertas por las que penetra el arte, y poblando la imaginación de verdades interiores e intransferibles que enmarcan la entrañable circunstancia de ser argentinos. “Lovely Revolution…” atraviesa esas puertas con el menor respeto posible por la historia académica, y funde las tertulias revolucionarias de la Jabonería de Vieytes con la coquetería de las tertulias de Mariquita Sánchez, sin miriñaque ni capote militar, sin paraguas ni escarapela, sin fusil, sin retórica.
Enrique Papatino
UNA HISTORIA IRRESISTIBLE. Mariano Moreno es uno de los brillantes meteoros que legitima el carácter revolucionario de los hechos de Mayo. Acciona como el espíritu rotundo de un movimiento que, aunque siempre inconcluso, sacudiría al viejo orden iberoamericano. Imparable, con 33 años y recelado dentro y fuera del gobierno, renuncia a principios de 1811 y acepta la misión de Ministro Plenipotenciario ante el gobierno inglés. Embarcado desde el 24 de enero de 1811, muere el 4 de marzo, en alta mar. Guadalupe Cuenca, esposa y madre con apenas 21 años, escribe una serie de apasionadas cartas a Mariano. Lo hace desde el 14 de marzo hasta que, en agosto, recibe la noticia de la muerte de su esposo. Guadalupe ya era viuda al tiempo de enviar la primera de las cartas. La expresión que siempre levantará sospechas, es pronunciada: Fue necesaria tanta agua para apagar tanto fuego. También, y como siempre, hay un inglés en esta historia. “En Lovely Revolution…” se juega con los imaginarios que hoy persisten desde aquellos acontecimientos del 1810 y sus consecuencias. Crítica y revisionismo para con aquella Revolución de Mayo. Ficción y subjetividad, hurgando en la penumbra que envuelve el viaje de Mariano. Enrique Dacal
Notas y críticas
-
La exquisitez y la historia
Gabriel Peralta. www.criticateatral.com.ar. 12/09/2009
Enrique Papatino desde la dramaturgia y Pablo Dacal desde la dirección demuestran, a través de su obra Lovely Revolution, que la exquisitez es una herramienta poderosa para rever momentos sensibles de nuestra historia.
Porque por debajo de su cuidada y refinada estética, se encuentran en ebullición todos los gérmenes que fueron (y están) carcomiendo los cimientos sociales de la Argentina.
Aquí con elegancia, finura y distinción se ve la conmovedora historia de cómo y porque fue desterrado a la muerte Mariano Moreno, el amor de su esposa Guadalupe, y el comienzo de una relación casi incestuosa con los imperios, en este caso el británico.
Para esto tanto Papatino como Dacal, no necesitan voces estentóreas ni discursos cargados de insuflado patriotismo, sino que se permiten jugar con la ironía y la sutileza, y profundizar en lo humano de los personajes históricos.
En esta línea las actuaciones son estupendas y sorprende las voces templadas y afinadas de todo el elenco que afrontan una bella pero nada sencilla partitura de Pablo Dacal. Así Jessica Schultz muestra una Guadalupe que se no ceja en su fiel amor; Enrique Papatino saca del bronce a Mariano Moreno y lo muestra a la vez brillante y vulnerable; Julio Ordano entrega un lucido prototipo de una clase social acomodaticia; y Enrique Dacal puebla de sutiliza a ese omnipresente poder inglés.
La música ejecutada en vivo, tanto por su interpretación como por los instrumentos que utilizan, se suman al entramado de delicadeza corrosiva.El vestuario de época es muy bueno y las luces logran acertados climas.
Lovely Revolution denuncia a través de la exquisitez el comienzo de la caída de nuestro país al abismo.
-
Mariano moreno en el centro de una comedia con musica
Héctor Puyo. Telam. 28/08/2009
Mariano Moreno y su esposa Guadalupe están en el centro de "Lovely Revolution", una zumbona apuesta de Enrique Papatino con música de Pablo Dacal y dirección de Enrique Dacal.
El espectáculo, que se ve en la sede porteña del CELCIT, por esas cosas el solar natal del revolucionario de Mayo, toma como punto de partida su viaje a Inglaterra de 1811, cuando halló la muerte en alta mar, presuntamente envenenado, a los 32 años.
Delante de un cuarteto de cuerdas y vientos -Gonzalo Braz, Martin Elter, Maximiliano Schonfeld, Clara Stegmann-, la acción apunta a señalar los intereses que se mueven alrededor del nuevo Estado independiente, que oponen el jacobinismo de Moreno y Juan José Castelli a intereses más oscuros que sólo buscan mantener sus privilegios.
Así, Mariano (Enrique Papatino) prepara su viaje junto a su esposa (Jessica Schultz) mientras un acaudalado porteño (Julio Ordano) espera la ausencia del primero para lanzarse sobre el proyecto político y también sobre la dama. Un inglés sin nombre pero con instinto geopolítico (Enrique Dacal) observa con estudiada displicencia.
Ese panorama pone al espectador frente a situaciones dramáticamente efectivas en las que los guiños abundan y en las que están ausentes los acartonamientos tipo Billiken, además de que en más de una oportunidad lo particular prima sobre lo general.
De ese modo el personaje del porteño oportunista cobra categoría protagónica, tanto en su deseo de poder como en sus apetitos sobre la dama, y la ficción establece una intriga que va más allá de los acontecimientos históricos sabidos.
También se está señalando los avatares patrios posteriores, las trampas políticas empleadas una y otra vez por el poder del Puerto y, si bien esa ubicación ha cambiado en dos siglos, hay evidentes ecos de la actualidad.
La jabonería de Vieytes y el salón de Mariquita Sánchez son locales donde se juega a la historia y en los que Dacal director saca lo mejor de sus criaturas, con Schultz despachando la suya con encanto y "sex appeal" y un Ordano en la plenitud de sus aptitudes.
La música de Pablo Dacal -con sonidos de cabaret europeo del temprano siglo XX- viste de poesía los distintos pasajes.
Hay una sumaria escenografía del mismo Dacal, muy efectiva, lo mismo que el vestuario, y las luces pautan sin dificultad el paso de la acción.
Dacal director explota con habilidad el escenario bifronte del CELCIT y logra un transcurso terso, en el que las partes musicales no interrumpen la acción.
"Lovely Revolution" se representa en la sala argentina del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral, Moreno 431, viernes y sábados a las 20.
-
Una tertulia musical sobre la historia
Natalia Laube. Crítica. 05/08/2009
No es sencillo describir Lovely Revolution: ¿es, acaso, un musical de cámara? ¿Teatro histórico? ¿Una ópera revisionista? Sus creadores prefieren describirla como “una vertiginosa tertulia musical” que mezcla “ficción y subjetividad para revisionar aquella Revolución de Mayo”. Algo –o mucho– de eso hay. La obra comienza con música y canciones tocadas en vivo por cuatro intérpretes (Martín Elter, Clara Stegmann, Gonzalo Braz y Maximiliano Schonfeld) y cantadas por los propios actores, en sus trajes típicos del sigo XIX. La acción transcurre en el fondo de la mítica jabonería de Vieytes –esa que ofició de refugio para las cabezas que comenzaban a idear la revolución en 1809– pero dispara hacia otros lugares. Porque también hay, en esta historia, una tragedia –la de Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno, que morirá en alta mar y la convertirá en viuda a los 21 años–, una historia de amor y obsesiones –la del señor Pedrosa por Guadalupe– y hay un inglés, infaltable en cualquier suceso que quisiera pasar por importante en aquella época. De manera fragmentaria, Lovely Revolution bucea por los hechos que fundaron la historia argentina –la Revolución de 1810 y el viaje de Moreno a Gran Bretaña– y algunos más coloridos.
Pero no espere obtener una clase de historia: la obra funde en un solo texto sucesos que fueron y que podrían haber sido y salta de acontecimientos verídicos a otros con rango de hipótesis sin previo aviso ni la menor vacilación. Ésa, sin dudas, constituye una elección arriesgada que por momentos le juega en contra: llegado el final no habrá quedado demasiado claro en dónde estaba la realidad y en dónde la ficción. ¿Acaso importa? El camino hacia la última escena se torna alegre, sobre todo gracias a las canciones –de Pablo Dacal– interpretadas en instrumentos plantados en medio de la escena. Frescas e inspiradoras, se parecen poco –más bien nada– a las canciones clásicas de teatro musical. Y aunque haya que acudir a convenciones más propias de la ópera que del teatro para convencerse de que Jessica Schultz –actriz de treinta y largos– puede ser Guadalupe Cuenca –mujer de veintipocos– su voz sabe disipar las dudas.
Julio Ordano, Enrique Papatino y Enrique Dacal también hacen gala de sus años de experiencia poniéndoles cuerpo a sus personajes para emprender este viaje histórico errático y entretenido. No es sencillo describir los efectos de Lovely Revolution: quizá sea mejor vivirlos.
-
Lovely Revolution
Inés Van Peteghem. resenasdecineyvida.blogspot.com. 29/07/2009
Una pequeña orquesta de salón abre la función, clara obertura de lo que será una opereta histórica, con aires revisionistas. Son cuatro actores y cuatro músicos en escena, o podríamos decir ocho actores, ya que la música es el ingrediente conductor de esta interesante propuesta.
Las referencias históricas son múltiples y llenan de vida a la historia, a la historia de esta obra y a la historia nacional, dándole humanidad a esos sujetos siempre presentados como figuritas por nuestra tradición educativa desde la organización del estado a esta parte. Logra así dar rienda suelta al imaginario envestido alrededor de 1810 y sus consecuencias.
Mariano (Moreno, damos por sentado) es enviado en una misión diplomática a Inglaterra, ese viaje tan conocido es el eje de los acontecimientos, la duda recorre el origen de este viaje así como su desenlace y Guadalupe es quien más lo sufre viendo el fuego apagarse.
Las cartas, indicios rigurosos del azar, se entremezclan con las intencionalidades, jugadas y repartidas principalmente por “el inglés”, uno de los tantos siempre presentes en nuestra historia, simpático personaje presentado majestuosamente por Enrique Dacal. Cómico propulsor del librecambio que nos hace pensar en lo que vendrá, en como la dominación española vencida por esa gesta revolucionaria devendrá en otra forma de dependencia años después.
Sin duda un propuesta muy completa e impecable de principio a fin. Más que recomendable.